viernes, 3 de marzo de 2017


"UN MÉTODO PELIGROSO"
Dentro de esta película podemos ver a Jung trabaja por primera vez el método psicoanalítico de Freud, el mismo que será utilizado con la paciente Sabina Spielrein, quien durante las sesiones que tenía con el doctor Jung, le cuenta sobre los maltratos que su padre le propiciaba ante la más mínima falla de su parte. A su vez ella acepta el hecho de que dichos maltratos despertaban excitación en ella.

Como se menciona en las obras de S. Freud "...las influencias experimentadas durante los años infantiles determinan, en cada individuo, la modalidad especial de su vida erótica, fijando los fines de la misma..." Basados en esto, podríamos explicar la razón por la que Sabina sentía excitación sexual ante los golpes de su padre. Dentro de su obra S. Freud también menciona que, si las necesidades eróticas de la persona no son satisfechas en la realidad, se verán orientadas hacia toda nueva persona que se aproxime, lo que haría posible que se vea orientada hacia el médico. Bajo este fundamento podríamos comprender la fuerte transferencia por parte de Sabina hacia Jung.

La transferencia (sentimientos), provoca en la paciente que pierda todo interés por la cura y únicamente desee hablar sobre su amor y la correspondencia del mismo; la paciente iniciará a comprobar sus poderes atractivos con el afán de quebrantar la autoridad del médico y hacerle descender al puesto de su amante.
Jung mantiene una conversación con Otto Gross, aquí Jung le expresa que como profesional debe saber manejar este tipo de situaciones. Otto Gross refuta diciendo que él, avisa a sus pacientes que existe este tipo de sentimientos y las convence de que es parte de la enfermedad, pues él está de acuerdo en que el terapeuta mantenga relaciones amorosas con sus pacientes y de esta manera liberar las represiones de sus pacientes. Esto para Freud sería un completo desatino ya que crea obstáculos difíciles de vencer y la paciente conseguiría su fin de mantener la represión en tanto que el médico no conseguiría el suyo.  https://www.youtube.com/watch?v=llE8T26chLU

SABINA SPIELREIN.
Cuando se habla del nacimiento del psicoanálisis como ciencia moderna, siempre se hace referencia a sus “padres”, si entendemos como tales a Sigmund Freud y a Carl Gustav Jung. Sin embargo, el estudio de la psique humana tuvo también madres. Fue primero paciente, después amante y al final alumna brillante, y aunque algunos -el propio Jung entre ellos- la quisieron tachar de embustera y manipuladora, su contribución al estudio de la mente, desde ambos lados de la trinchera, es una de las más importantes del siglo XX. hablamos de Sabina Spielrein.

Sabina Naftulovna Spielrein, fue una chica rusa. Hija de un hombre judío y una mujer de religión ortodoxa, con la que tuvo cinco hijos, de los que Sabina fue la mayor.

El padre de Sabina era un hombre violento, manipulador, que ejercía una influencia sumamente perniciosa sobre su familia, y que no hacía ascos al castigo físico cuando lo creía oportuno, que solía ser bastante a menudo.

Así las cosas, no es extraño que la pequeña Sabina empezase a mostrar síntomas de que algo extraño le sucedía; los detalles no son precisamente agradables, pero baste decir que despertaron en ella una muy precoz sexualidad masoquista, y un comportamiento compulsivo que se fue agravando conforme se fue haciendo mayor. A los dieciséis años, tras la muerte de su hermana pequeña, el estado de Sabina empeoró: sufría bruscos cambios de humor, histeria; incluso intentó suicidarse. Fue entonces cuando sus padres decidieron tomar cartas en el asunto, y la internaron en una clínica suiza, donde tuvo que sufrir los temidos tratamientos con electroshock. Viendo que no servían de nada, los Spielrein decidieron trasladar a su hija a una nueva clínica, la clínica Burghölzli permanecería durante casi un año y allí conocería al hombre que cambió su vida: Carl Gustav Jung.

SU ETAPA JUNTO A JUNG

Sabina fue una paciente difícil: sus cambios de humor, su negativa a colaborar con los médicos y su agresividad hicieron de ella la interna que nadie quería tratar. Hasta que el doctor suizo Jung decidió que la muchacha era la idónea para probar los nuevos métodos que preconizaba el doctor Freud. Así pues, Jung aisló a Sabina por completo de su familia, ya que pudo comprobar que sus crisis se agravaban cuando cualquier familiar venía a visitarla.

Lo cierto es que Jung consiguió una inmensa mejoría en Sabina Spielrein, hasta el punto de que, todavía interna en la clínica, la joven decidió matricularse en la universidad de Zurich, dispuesta a convertirse en psiquiatra. Sabina era una persona académicamente brillante, y pronto obtuvo estupendos resultados en sus estudios, incorporándose como ayudante de campo en las investigaciones del propio Jung.

Y es en esta época cuando se desarrolla la parte más oscura y extraña de la relación entre ambos. Sabina se convirtió en la amante de Jung, hasta el punto de que el psiquiatra tuvo que renunciar a su trabajo en la clínica Burghölzli y, por tanto, dejar de ser el médico de Sabina, para intentar capear el escándalo, ya que no sólo había violado el código deontológico médico, sino que además él era un hombre casado. Es en este momento cuando hace su entrada en esta historia Sigmund Freud; el célebre psiquiatra vienés conocía el caso de Sabina desde 1906, cuando Jung le escribió, solicitándole consejo para su tratamiento. Sin embargo, cuando la relación entre ambos se hizo pública, Freud se puso sin dudarlo de parte de su pupilo, amonestando a Sabina y pidiéndole que “reprimiese sus sentimientos hacia Jung”, algo que hirió profundamente a la joven. Es curioso, no obstante, que años más tarde el propio Freud rectificase su comportamiento con respecto a Jung y Sabina, definiendo el trato que éste había dispensado a su paciente como “detestable”.


CARRERA PROFESIONAL DE SABINA SPIELREIN
Mientras todo esto sucedía, Sabina iba progresando en sus estudios, licenciándose con una tesis titulada “El contenido psicológico de un caso de esquizofrenia”, para la que había contado con la colaboración de Jung, y que, como curiosidad, representa la primera aparición del término “esquizofrenia” en un texto académico. Poco después de la publicación de su tesis, Sabina y Jung rompieron; el suizo fue muy poco caballero con quien había sido su amante, alumna y estrecha colaboradora durante casi seis años: la llamó mentirosa e histérica, y aseguró que Sabina lo calumniaba porque él se había negado a dejarla embarazada.

Sabina se trasladó a Viena, donde por fin pudo conocer personalmente a Freud; se cree que fue este contacto el que hizo que el psicoanalista cambiase de opinión con respecto a Sabina. Tanto, que respaldó el ingreso de la joven en la Asociación Psicoanalítica Vienesa, donde, a finales de ese mismo año, publicaría su segundo trabajo, “La destrucción como causa del nacimiento”, que a la postre sería la base sobre la que Freud desarrolló su teoría de la pulsión de muerte.

El recorrido profesional de Sabina Spielrein es ciertamente brillante: además de su colaboración con Freud, fue también miembro de la Asociación Psicoanalítica de Berlín, profesora de psicoanálisis en el Instituto Rousseau de Ginebra, y catedrática de psicología en la universidad de Moscú. Allí conocería a su gran colaboradora, Vera Schmidt, con quien fundó en 1923 un jardín de infancia llamado White Nursery, donde se fomentaba el crecimiento de los niños como seres absolutamente libres y se trataba especialmente el desarrollo del lenguaje de los infantes; la White Nursery se haría tan popular que hasta el propio Stalin llevó allí, con nombre falso, a uno de sus hijos, Vassili.

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