sábado, 4 de marzo de 2017

"UN MÉTODO PELIGROSO"


"UN MÉTODO PELIGROSO"


Ésta es una poderosa historia de descubrimiento sexual e intelectual que ocurre entre 1904 y 1913, basada en acontecimientos reales, dirigido por David Cronenberg y protagonizado por Sigmund Freud (Viggo Mortensen), Carl Gustav Jung (Michael Fassbender) y Sabina Spielrein (Keira Knightley).

El psiquiatra Carl Jung, de 29 años, está empezando su carrera profesional y vive en el hospital Burghölzli con su esposa embarazada. Jung ensaya el tratamiento experimental inventado por Sigmund Freud, el psicoanálisis o “curación por la palabra”, como también se conocía entonces, con Sabina Spielrein, una paciente de 18 años. Sabina es una joven rusa de origen judío, muy culta, que habla alemán a la perfección, con un diagnóstico de histeria (afección psicológica que pertenece al grupo de las neurosis. Técnicamente, se denomina trastorno de conversión.) que puede llevarla a la violencia. En sus conversaciones con Jung, Sabina revela haber tenido una infancia plagada de humillaciones y palizas que le infligía un padre autoritario. El psicoanálisis no tarda en sacar a la luz un inquietante elemento sexual en su disfunción, apoyando la teoría de Freud que relaciona la sexualidad con los trastornos emocionales.
Jung y Freud traban amistad a través de un intercambio epistolar acerca de Sabina, y su primera reunión solo puede describirse como intensa y extensa. A la vez que la relación entre los dos psiquiatras se estrecha, Freud ve en Jung a su heredero intelectual; también lo hace la relación entre Jung y Sabina, una mujer brillante a pesar de su enfermedad. El tratamiento tiene éxito y Sabina decide convertirse en psiquiatra con el apoyo de Jung.
En la película se aprecia el manejo del psicoanálisis en tratamientos de histeria, masoquismo y la relación de la sexualidad con los desórdenes emocionales, entre otros aspectos.

El guión se basa en gran parte en hechos históricos (algunos de los diálogos se basan en la correspondencia real de los tres personajes) muchos otros son pura ficción. En particular, algunas críticas e investigaciones periodísticas han hecho notar que no existe evidencia alguna de que las relaciones sexuales entre Jung y Spielrein se hayan caracterizado por prácticas de nalgadas y azotes: ni de la correspondencia entre ambos, ni tampoco del diario de vida de Sabina Spielrein se puede inferir tal cosa.


CARL GUSTAV JUNG

De niño fue introvertido y muy solitario. Aunque la relación con sus progenitores era muy próxima y afectuosa, desde temprano sentiría cierta decepción por la manera en que su padre abordó el tema de la fe, a la que consideraba tristemente precaria.

Jung no era, sin embargo, hostil a la religión, sino que por el contrario declararía que el ser humano es religioso "por naturaleza" y en su trayectoria resaltaría el valor de la experiencia religiosa para el entendimiento de la mente humana, rescatando simbolismos de la tradición cristiana y reinterpretándolos desde su perspectiva psicológica. Por esto mismo, la religiosidad fue uno de los objetos principales de su estudio, y más tarde mostraría interés por el misticismo.
Fue un médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis; posteriormente, fundador de la escuela de psicología analítica, también llamada psicología de los complejos y psicología profunda.

Se le relaciona a menudo con Sigmund Freud, de quien fuera colaborador en sus comienzos. Jung fue un pionero de la psicología profunda y uno de los estudiosos de esta disciplina más ampliamente leídos en el siglo XX. Su abordaje teórico y clínico enfatizó la conexión funcional entre sus manifestaciones culturales. Esto le impulsó a incorporar en su metodología nociones procedentes de la antropología, la alquimia, la interpretación de los sueños, el arte, la mitología, la religión y la filosofía.


SABINA SPIELREIN

Sabina Naftulovna Spielrein vino al mundo en Rusia; fue en Rostov del Don, al suroeste del país, el 7 de noviembre de 1885. Su padre, un comerciante acomodado de origen judío, se había casado con una mujer de religión ortodoxa, con la que tuvo cinco hijos, de los que Sabina fue la mayor.

El padre de Sabina era un hombre violento, manipulador, que ejercía una influencia sumamente perniciosa sobre su familia, y que no hacía ascos al castigo físico cuando lo creía oportuno, que solía ser bastante a menudo. En consecuencia, los hermanos Spielrein crecieron siendo niños nerviosos, asustadizos, cuyos fuertes lazos de amor-odio con sus progenitores serían calificados por Jung de “sadomasoquistas”.

No es extraño que la pequeña Sabina empezase a mostrar síntomas de que algo extraño le ucedía cuando sólo contaba cuatro años de edad, despertaron en ella una muy precoz sexualidad de tintes masoquistas, y un comportamiento compulsivo que se fue agravando conforme se fue haciendo mayor. A los dieciséis años, tras la muerte de su hermana pequeña, el estado de Sabina empeoró de forma fulminante: sufría bruscos cambios de humor, rayanos en la histeria; se fugó en varias ocasiones de la casa familiar; incluso intentó suicidarse, al menos, un par de veces. Fue entonces cuando sus padres decidieron tomar cartas en el asunto, y la internaron en una clínica suiza, donde tuvo que sufrir los temidos tratamientos con electroshock. Viendo que no servían de nada, los Spielrein decidieron trasladar a su hija a una nueva clínica, esta vez en Zurich; en la clínica Burghölzli permanecería durante casi un año, desde agosto de 1904 hasta junio de 1905, y allí conocería a Carl Gustav Jung que cambió su vida.




RELACIÓN ENTRE SABINA Y JUNG

Sabina tuvo una infancia con varias enfermedades físicas y algunos trastornos psíquicos. Estas crisis emocionales y psicológicas, acompañaron a Sabina desde su infancia. Ahora acababa de pasar por un episodio psicótico agudo y presentaba trastornos de la afectividad, con alternancia de llantos y risas compulsivas. Allí conoció a Carl Gustav Jung, quien la atendió aplicando las técnicas del recientemente desarrollado tratamiento psicoanalítico para tratar la histeria (afección psicológica que pertenece al grupo de las neurosis. Técnicamente, se denomina trastorno de conversión.).
Según los describe Jung en sus notas, ambos padres eran histéricos. El padre, colérico (propenso a los enfados violentos) e impulsivo, además de recurrir repetidamente al maltrato físico, así como al castigo moral y trato humillante, amenazaba también con el propio suicidio cuando Sabina a los 16 años intenta algunos pasos independientes. La madre aparece descrita por Jung como una mujer infantil y seductora que a veces tiende a rivalizar con su hija.


Sabina iniciaba su tratamiento con Jung envuelta en una grave crisis.

La crisis de Sabina parecía haber mejorado con el tratamiento. La internación fue breve, duró sólo algunos meses. El tratamiento con Jung parecía estar dando sus frutos, en forma rápida y eficaz.

En esta época es cuando se desarrolla la parte más oscura y extraña de la relación entre ambos. De que Sabina se convirtió en la amante de Jung, al menos desde 1908, no hay ningún tipo de dudas, hasta el punto de que el psiquiatra tuvo que renunciar a su trabajo en la clínica Burghölzli y, por tanto, dejar de ser el médico de Sabina, para intentar disimular el escándalo, ya que no sólo había violado el código deontológico médico, sino que además él era un hombre casado. Es en este momento cuando hace su entrada en esta historia Sigmund Freud; el célebre psiquiatra que conocía el caso de Sabina desde 1906, cuando Jung le escribió en una angustiosa carta a Freud, en la cuál le habla de una necesidad de abreaccionar una situación reciente, diciendo que se trata de un caso difícil, una estudiante rusa de 20 años. Por lo cual le pide una opinión después de presentarle brevemente el cuadro de la paciente. Agregando además que se trata de un tema personal.

Inmediatamente después de recuperada, ingresó a la escuela de medicina de la Universidad de Zúrich.



SIGMUND FREUD

Sigmund Freud y Carl Jung eran médicos de fines del siglo XIX que crearon métodos para tratar problemas de sufrimiento mental. El primero, de origen austriaco, se especializó en neurología y fue considerado el padre del psicoanálisis. Mientras que el segundo nació en Suiza y como psiquiatra y psicólogo fundó la escuela de psicología analítica o profunda.

Sigmund Freud, en la vida real, comenzó a tratar a pacientes histéricas en Viena. Al comienzo empleó tratamientos con medicinas, pero consideró que no tenían mayor efecto y se ligó al médico y psicólogo austriaco Joseph Breuer, quien trabajaba con el método de la hipnosis. Esta consistía en traer a la conciencia recuerdos traumáticos olvidados en la infancia. Con las hipnosis y las histéricas Freud descubrió el inconsciente.

Pero para Freud los efectos de la hipnosis  eran muy temporales e insuficientes. Normalmente la persona hipnotizada no se acordaba de lo que había hablado cuando estaba bajo el efecto de la hipnosis. Entonces Freud le comunicaba lo que había dicho y el paciente lo negaba o hacía alguna interpretación respecto del tema.

Fue así como Freud se da cuenta de que esas interpretaciones sobre el inconsciente del sujeto eran nuevas y diferentes, por lo que decide abandonar la hipnosis y establece con base en esa experiencia que el paciente comience a hablar con la regla de la “asociación libre”, es decir, que hable lo que se le ocurra, sin restricciones morales o de ningún tipo.




RELACIÓN ENTRE FREUD Y JUNG

La regla de la asociación libre hizo que Carl Jung se interesara en los trabajos de Freud y se convirtió en su colaborador, en una época en que los médicos no querían saber mucho sobre el psicoanálisis, porque lo consideraban no científico. Jung presentó a Freud un trabajo sobre la demencia precoz, que luego se llamó esquizofrenia, y mantuvieron una relación profesional.

Incluso en el II Congreso Internacional de Psicoanálisis en Núremberg, Alemania, en 1910, Freud lo propuso a Jung como presidente. Años más tarde, Freud se arrepintió de haber propuesto a Jung para ese cargo, porque comenzó a dirigirse hacia otra orientación, estableciéndose diferencias de principios fundamentales.

Freud precisaba que en el ser humano existen energías pulsionales subjetivas como la libido, es decir, dirigida hacia la realidad o que vinculaba al sujeto a las personas circundantes. Estas pulsiones siempre están presentes en los sujetos. Jung decía que estas no era necesario definirlas. Para él, la pulsión era una energía pura, abstracta y universal que podía ser sexual o asexual.


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